EUROPA
PRESS
8 abril
2023
Los
beneficios del frío para un envejecimiento saludable
Desde hace tiempo se sabe que, si bien
las temperaturas extremadamente bajas pueden ser perjudiciales para los
organismos, una reducción moderada de la temperatura corporal puede tener
efectos muy positivos.
Por ejemplo, una temperatura corporal más baja prolonga la
longevidad de animales de sangre fría como gusanos, moscas o peces, cuya
temperatura corporal fluctúa con la temperatura del ambiente. Y el mismo
fenómeno se aplica también a los mamíferos, que mantienen su temperatura
corporal dentro de un estrecho margen independientemente de lo frío o cálido
que sea su entorno.
En concreto, el frío activa un mecanismo de limpieza celular
que descompone los agregados proteicos nocivos responsables de diversas
enfermedades asociadas al envejecimiento. De hecho, en los últimos años,
diversos estudios sobre organismos modelo ya han demostrado que la esperanza de
vida aumenta significativamente cuando se reduce la temperatura corporal.
Sin embargo, en muchos ámbitos aún no está claro cómo
funciona exactamente. Ahora, un equipo de investigadores del Grupo de
Excelencia en Investigación sobre el Envejecimiento (CECAD) de la Universidad
de Colonia (Alemania) ha descubierto uno de los mecanismos responsables. El
estudio ha aparecido en 'Nature Aging'.
Ela y enfermedad de Huntington
El profesor David Vílchez y su grupo de trabajo utilizaron
un organismo modelo no vertebrado, el nematodo 'Caenorhabditis
elegans', y células humanas cultivadas. Ambos
portaban los genes de dos enfermedades neurodegenerativas que suelen aparecer
en la vejez: la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la enfermedad de
Huntington.
Ambas enfermedades se caracterizan por la acumulación de
depósitos proteicos nocivos y perjudiciales, los llamados agregados proteicos
patológicos. En ambos organismos modelo, el frío eliminó activamente los
cúmulos de proteínas, evitando así la agregación proteica que es patológica
tanto en la ELA como en la enfermedad de Huntington.
Más concretamente, los científicos exploraron el impacto del
frío en la actividad de los proteasomas, un mecanismo celular que elimina las
proteínas dañadas de las células. La investigación reveló que un activador del
proteasoma mitigaba los déficits causados por el envejecimiento tanto en el
nematodo como en las células humanas.
En ambos casos, fue posible activar la actividad del
proteasoma mediante un descenso moderado de la temperatura. "En conjunto,
estos resultados muestran cómo, a lo largo de la evolución, el frío ha
conservado su influencia en la regulación del proteasoma, con implicaciones
terapéuticas para el envejecimiento y las enfermedades asociadas a él", ha
afirmado el profesor Vílchez.
El envejecimiento es uno de los principales factores de
riesgo de varias enfermedades neurodegenerativas asociadas a la agregación de
proteínas, como el Alzheimer, el Parkinson, la enfermedad de Huntington y la
ELA. Al respecto, Vílchez ha expresado estos resultados pueden aplicarse a
otras enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, así como a
otras especies animales.
Un hallazgo clave fue que la actividad del proteasoma
también puede incrementarse mediante la sobreexpresión genética del activador.
De ese modo, las proteínas causantes de enfermedades también pueden eliminarse
incluso a la temperatura corporal normal de 37 grados centígrados. Así, estos
resultados pueden proporcionar dianas terapéuticas para el envejecimiento y las
enfermedades asociadas a él.
Reducción de la temperatura y longevidad en los animales
De esta forma, el nematodo vive mucho más tiempo si se le
traslada de la temperatura estándar de 20 grados centígrados a una temperatura
más fría de 15 grados centígrados. Y en los ratones, un ligero descenso de la
temperatura corporal de solo 0,5 grados prolonga significativamente su vida.
Esto apoya la hipótesis de que la reducción de la temperatura desempeña un
papel central en la longevidad en el reino animal y es un mecanismo evolutivo
bien conservado.
Incluso en los seres humanos se ha observado una correlación
entre la temperatura corporal y la esperanza de vida. La temperatura normal del
cuerpo humano oscila entre 36,5 y 37 grados centígrados. Mientras que un
descenso agudo de la temperatura corporal por debajo de 35 grados provoca
hipotermia, la temperatura corporal humana fluctúa ligeramente durante el día e
incluso alcanza unos frescos 36 grados durante el sueño.
Curiosamente, un estudio anterior indicaba que la
temperatura del cuerpo humano ha descendido de forma constante 0,03 grados
centígrados por década desde la Revolución Industrial, lo que sugiere una
posible relación con el aumento progresivo de la esperanza de vida humana en
los últimos 160 años.